Funcionamiento, Organización
Basada en Procesos
Por: Francisco Javier Ferrada Guerra
La primera impresión
es que el buen o mal funcionamiento de la empresa o institución, se explica entre
otros aspectos por la estructura de la organización funcional, que se da para desarrollar
su quehacer. Sin embargo el factor más relevante es el comportamiento de sus procesos,
procesos que habitualmente están subyacentes.
La organización
funcional presenta dificultades que se originan en la naturaleza de su diseño. El
enfoque de los objetivos, que son los incentivos a las personas, la falta de
instrumentos de alineamiento global, la falta de herramientas para fortalecer
la relación con el cliente, el no reconocer explícitamente los procesos
existentes, son terreno fértil para la creación de comportamientos estancos. En
estas organizaciones funcionales, una forma de mitigar estos efectos es
mediante el liderazgo, sin embargo el nivel requerido es un recurso escaso y
requiere de mucho esfuerzo personal, de tal forma que el desempeño de la
organización se termina debilitando.
Dado que a esta
altura está suficientemente probado que el desempeño de una compañía o
institución es función directa del desempeño de sus procesos, entonces el
desafío es entender a cabalidad cómo funcionan los procesos y las
organizaciones basada en ellos, para obtener organizaciones con alto desempeño.
Como en toda organización, la Organización Basada en Procesos, OBP, demanda una
definición de roles particular, Dueño y Cliente de Proceso, que de no ser
adecuadamente definidos también impactará la productividad. La selección
incorrecta del cliente o una inadecuada definición de su rol nos impedirá
establecer la relación virtuosa Cliente – Proveedor y por tanto reduce la
probabilidad de su satisfacción.
La figura n°1
muestra los elementos fundamentales que dan estructura y determinan el
funcionamiento de la relación Cliente – Proveedor. En la parte izquierda de la
figura se observa la voz del cliente, la cual se traduce en los Críticos para
la Satisfacción, CPS. Este lenguaje, de alto nivel es necesario traducirlo en
Críticos para la Calidad, CPC, cuya máxima expresión de alineamiento es cuando
están presente el Precio, la Entrega y la Calidad. Este lenguaje que está
definido desde el punto de vista del cliente, debe ser traducido a lenguaje del
proceso, es decir Costo, Ciclo y Defectos, lo cual se observa en el centro de
la figura n°1. Finalmente, para que el alineamiento tenga efecto práctico, el
lenguaje de proceso se debe traducir en requerimiento para el proceso, parte
derecha de la figura n°1. De esta forma, el personal que trabaja en proceso,
tendrá una guía práctica para orientarse a la satisfacción del cliente.
El orientador
fundamental de la OBP es la relación Cliente-Proveedor, sin embargo para mejor
entendimiento es necesario remitirse a su núcleo básico, el proceso.
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Entonces, para poder
evaluar correctamente el comportamiento de un proceso, por un lado, debemos conocer
a su cliente y entender cuáles son sus elementos de juicio respecto a los
resultados que entrega el proceso que lo afecta. Esto significa que el dueño de
proceso debe tener muy claro cuáles son los críticos de satisfacción y cuáles
son los atributos que de ellos demanda el cliente, las especificaciones. Por el
otro, debemos entender qué papel juegan las entradas y variables del proceso y
su relación con los resultados que son críticos para el cliente. La importancia
de tener un alto desempeño de los procesos radica en que eso asegura los
mínimos costos, dado que se reduce la fábrica oculta, los re-trabajos, los
sobre inventarios, los traslados, los desperdicios, las descoordinaciones, las
compensaciones, es decir los costos de mala calidad no son compatibles con
procesos eficientes. La clave para el alto desempeño del proceso está en
entender dónde debe estar la posición y variabilidad de los críticos de satisfacción.
Para esto, es indispensable contar con sistemas de medición competentes a
objeto de medir los resultados de estos críticos de satisfacción.
De lo anterior se
puede concluir que el alto desempeño depende de la relación que existe entre
los resultados, es decir la voz del proceso, y las especificaciones
establecidas por el cliente. Esto se puede ver con claridad en la figura n°2. Entonces
la pregunta que surge con fuerza es: ¿cómo hacer que un proceso tenga la
posición y variabilidad adecuada, en sus salidas?
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Si analizamos, como
ejemplo, los casos A y B de la figura n°2 podemos interpretar que en la figura
confluyen tanto la voz del proceso, representada por el histograma, en este
caso de color rojo que lo construimos desde las datos de la variable de salida
del proceso y la voz del cliente, que es lo que representa sus requerimientos,
en términos medibles, que aparece en las barras azul en la gráfica, donde lo
deseable es que los resultados estén entre el Limite de Especificación Inferior
(LEI) y el Limite de Especificación Superior (LES), cuando la exigencia es
bilateral. Intuitivamente uno puede deducir que el caso A tiene un desempeño
inferior al caso B. Éste tiene todos sus
resultados en el área de aceptación, no así el caso A. Esta relación es tan
poderosa y eficaz, que si se persigue transforma la organización en una de
clase mundial.
Para entender la
diferencia de productividad entre el proceso A y B hay que remitirse a tres
aspectos fundamentales. El primero dice relación con las entradas y variables
de proceso. El segundo se refiere a las actividades y sus secuencias que se
desarrollan en el proceso. El tercero se refiere al conocimiento de la relación
entre las entradas y los críticos de satisfacción.
Entrada y variables
del Proceso
Si nos remitimos a
la estructura básica del proceso, debemos fijar la vista en lo que llamamos las
variables de entradas y de proceso, pero hacer una mirada más profunda, círculo
celeste de la figura n°3. Como indicamos previamente, las entradas requieren un
esfuerzo para asegurar su disponibilidad y atributos, en tanto las variables de
proceso deben ser gestionadas de manera única, para que ambas permitan el alineamiento
de los resultados del proceso con los requerimientos del cliente.
Con este
objeto, entonces es necesario responder al menos las siguientes preguntas: ¿Qué
tipo de entradas y variables tiene este proceso en particular?; ¿cuáles de
ellas requieren ser medidas?; ¿Qué nivel de exactitud y precisión requieren?;
¿cuál es la posición y variabilidad alineada con los requerimientos del
cliente?; ¿cuáles son las ventanas operativas?; ¿tengo las mediciones que
requiero para los análisis que se necesitan?, ¿Soy capaz de distinguir si son
triviales o vitales?, ¿La variabilidad que presentan son compatibles con los
requerimientos del cliente?, ¿La posición que presentan cumplen con los
especificaciones del cliente?, ¿dispongo del control que sobre ellas requiero?
Las respuestas a estas preguntas son necesarias para saber si soy capaz de pasar
desde el caso A al caso B presentado en la figura n°2, lo que representa pasar
de una organización de pobre desempeño a una de clase mundial.
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Actividades y sus Secuencias
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El segundo se refiere al nivel de eficacia y eficiencia con que se desarrollan las actividades en el proceso. En este caso, surge la necesidad de responder algunas de las siguientes preguntas:
¿conocemos realmente como operan
nuestros proceso,( ver figura n°4)?; ¿son necesarias las actividades que
realizamos?; ¿están estandarizadas las actividades?; ¿la secuencia de nuestras
actividades es la lógica?; ¿qué proporción de nuestras actividades agregan
valor?; ¿podemos reducir algunas actividades sin valor?; ¿son adecuados los
flujos de insumos?; ¿las disponibilidades de los equipos son compatibles con
los requerimientos del cliente?; ¿qué nivel de control de la gestión del
proceso, es decir la habilidad del dueño de proceso de obtener de manera
sistemática los resultados deseados, disponemos realmente?. Cuando respondemos
estas y otras preguntas sobre nuestros procesos, comenzamos a entender y
controlar nuestros procesos en un nivel completamente diferente al conocido.
Nivel de conocimiento y control compatible con altos niveles de desempeño y bajos
costos.
Conocimiento de la Relación
entre las Entradas y Salidas
Por último, entender
la relación que existe entre las entradas del proceso, las variables de
proceso, si estas existen, y las salidas críticas para el cliente, lo que se
conoce como la función de trasferencia, le da al dueño de proceso oportunidad de
obtener niveles de productividad nunca antes alcanzados, de reducción de costo
de impacto significativo y de trabajar con un nivel de defectos que lo
posesiona como líder de la industria.
Entender la función
de transferencia del proceso exige en primer lugar entender sin ambigüedad los
requerimientos del cliente. Cuáles son los críticos de satisfacción, cuáles son
sus críticos de calidad, de costo y entrega. Entendiendo esto, transformar este
lenguaje del cliente en requerimiento para el proceso a través de las
especificaciones.
Por el lado de las
entradas y variables de proceso, el dueño del proceso, responsables de los
resultados, debe tener conocimiento y control sobre las variables vitales y ser
capaz de diferenciarlas de las triviales. Entender cuáles son las ventanas
operativas óptimas y que tipo de estrategia de control debe desplegar a objeto
de posesionar las variables vitales en ellas. Conocer las tolerancias de dichas
variables y contar con los sistemas de medición apropiados para tal efecto.
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La figura n° 5 muestra la información que se puede obtener a partir de las preguntas indicadas precedentemente y es posible entender cuál es la ventana operativa de una entrada vital, por ejemplo x2, rango entre los límites de tolerancia superior (LTS) e inferior (LTI), dada las restricciones que el cliente impone a la salida, en este ejemplo Y2, y que se reflejan en los límites de especificación superior, (LES) e inferior (LEI). Así mismo es factible calcular la configuración optima, x2co, de manera tal de tener un desempeño libre de defectos, en este caso considerando incluso el error de predicción del modelo utilizado.
En la industria, lo
que habitualmente ocurre es que nos encontramos con estos tres aspectos
operando simultáneamente con diferente grado de solución, lo que se traduce en pobres
resultados y altos costos, en consecuencia baja productividad.
Para responder
adecuadamente al desafío de una industria con ciclos de precio marcados y se
baje de la montaña rusa que, en la práctica, pasa de la euforia por producción
y ampliaciones de planta a economías de guerra, sin atención ni capacidad de
discriminar por los detalles, debe profundizar en estos tres aspectos
mencionados.
En el caso de la industria
del cobre, está envejeciendo, su ley ha ido perdiendo su ventaja original,
ciertos recursos claves son más escasos, sus métodos de trabajo continúan
ofreciendo los mismos resultados, los problemas se seguirán presentando y las
dificultades crecerán. Por esta razón la OBP es una, entre varias, oportunidad
para obtener resultados diferentes. Bien vale la pena tomarla.
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