Por: Francisco Javier Ferrada Guerra
En la
implementación de la búsqueda de la Excelencia, el fracaso es el resultado más
frecuente en estos procesos.
Mayoritariamente
esto se debe a cuatro factores que interactúan y se potencian para impactar
negativamente en el resultado. Estos son, la invisibilidad de los beneficios
del mejoramiento, la falta de
convencimiento de los líderes que la cultura de gestión es factible de cambiar,
la pretensión de abordar simultáneamente a toda la organización en este
esfuerzo de mejoramiento y el error en el diagnóstico del nivel de madurez de
la organización.
Falta de convicción en el cambio. No
es factible pensar en una iniciativa de mejoramiento sin la convicción de los
líderes. No he conocido a ningún líder que se reste a las iniciativas de
incrementos de productividad y mejoramiento, sin embargo conozco muchas que
fracasaron por la falta de convicción de sus líderes. ¿Cómo explicar esta
aparente contradicción? Desde mi punto de vista, esto se explica por dos elementos
que viajan en direcciones opuestas y que su encuentro lo provoca un tercer
elemento.
El primer
elemento es el ambiente organizacional habitual en que se desenvuelven nuestros
ejecutivos-lideres. Éste se caracteriza esencialmente por:
- estar orientado a la acción,
- con fuerte presión al cumplimiento de metas de producción,
- en un ambiente reactivo y planificación débil
- en este ambiente los defectos se ven como oportunidades de reacción, y para destacarse, no de mejora.
Muchos
de los ejecutivos-lideres, durante el desarrollo de sus carreras adquieren y
potencian habilidades para resolver rápidamente y con poca información. En ese
ambiente, son exitosos.
Este
escenario permanente desde el inicio de la vida laboral de nuestros ejecutivos-líderes
comienza a forjar este enfoque reactivo y que forma y ratifica el paradigma que
la gestión es así, “siempre se ha hecho
así” y en consecuencia se asienta la idea que no es posible cambiar la
cultura de gestión, inevitablemente condiciona la forma de ver el negocio y por
lo tanto de hacerlo.
El
segundo elemento se origina en que los incrementos de productividad basados en
el mejoramiento demandan ciertas condiciones y requerimientos que no se dan en
el ambiente descrito. Algunas de ellas son:
- equipos de trabajo multidisciplinarios no operativo, en que sus miembros trabajan en paralelo en su área operacional,
- necesidad de verificar la coherencia de las métricas con los críticos de satisfacción del cliente,
- necesidad de disponer de mediciones válidamente realizadas,
- fuerte enfoque de procesos,
- contrastación, análisis y discusión de datos, conclusiones consensuadas,
- otro factor que caracteriza este ambiente, de mejoramiento, es que la estrategia de una u otra forma, tiene necesariamente que definir y contar los defectos. Esto normalmente para los operadores, que hacen sus mejores esfuerzos, no siempre en las mejores condiciones, los predispone negativamente.
Todo
lo anterior en un ambiente de reflexión, con sentido de urgencia pero con
aplicación rigurosa de métodos para lograr resultados de impacto.
El
tercer elemento clave en este proceso, que cataliza el enfrentamiento, es que
la detección de la imperiosa necesidad de incrementar la productividad se
origina en un nivel superior, que habitualmente no está en contacto con los
detalles operativos que provoca cada uno de los ambientes descritos. El origen
del reconocimiento de la necesidad provoca que el mejoramiento aparezca como un
mandato al que no hay que negarse y desvinculado con la realidad cotidiana de
los líderes, ya que deben materializar el incremento de la productividad, por medio de método de
mejoramiento que no les son familiares y que obligan a cambios significativos en la manera de hacer las cosas.
El
desafío entonces es entender cómo hacer que estas fuerzas no entren en colisión,
figura n°1, y lo que está destinado al fracaso resulte en un esfuerzo exitoso.
Figura n°1
El
primer gran paso es reconocer que los incrementos de productividad originados
en el mejoramiento de la gestión son un cambio,
¡por definición!
Lo
segundo es entender que la efectividad del cambio, ver figura n°2, es una
ecuación en que intervienen la técnica y las personas. La técnica con una
importancia muy inferior a la que los propios técnicos habitualmente le asignan,
siendo indispensable. Las personas, con una necesidad de atención muy superior
a la que habitualmente se le dan. Cada una con particularidades diferentes que
se deben reconocer.
Figura n°2
Para
el éxito del proceso de mejoramiento, en la organización, debemos encontrar el
justo equilibrio entre los elementos de la ecuación, dando los espacios y
tiempos a cada cual.
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